Como se dijera en esta
página en diversas columnas, la crisis de las grandes ideologías que conlleva
la entronización de la cultura posmoderna implica una cierta dificultad a la
hora de referenciar los procesos políticos. Hoy las ideologías sobreviven tan
sólo en los reflejos alegóricos de la caverna de Platón, aunque los teóricos se
resisten a dejar en el camino para siempre aquellos conceptos con los que
creyeron que se hacía la política. Mejor suerte tuvieron los populismos en ese
sentido, ya que hicieron primero política, y en el hacer fueron leyendo lo que
otros teorizaban sobre ellos. Ante esta realidad innegable, derechas e
izquierdas son en función de la relación que adopten entre sí gobiernos y
oposiciones, sus discursos, agendas, impugnaciones, combates. Así es que este
último tramo de nuestra historia nos halla en una encrucijada de repolitización
pero con herramientas conceptuales pobres. El país, la provincia, la localidad,
no escapan a esta lógica que se expresa, entre otras formas, en la culposa
transmutación de los antaño rígidos conceptos con que las ciencias sociales y
la política partidaria encontraban placer teórico y retórico. La política
posmoderna ya no nos habla de historia sino de escenarios y coyunturas, no hay
proyectos políticos sino agendas, no hay clases sociales sino segmentos y
sectores, no hay pueblo sino gente y ciudadanía, no hay izquierdas ni derechas
sino centroizquierdas y centroderechas, y en esta línea, la misma política no
es canalización de la confrontación sino diálogo y consenso con una noción de
orden donde nunca termina de quedar en claro cuáles son los intereses que deben
sentir placidez por los consensos logrados en la mesa de la política.
En este peculiar cruce
del tiempo y el espacio en nuestra sociedad asistimos al desempeño histórico de
un proyecto político que retoma los viejos conceptos con que los populismos
latinoamericanos desafiaron a los teóricos irritando de igual modo a las
oligarquías liberal conservadoras y a los combativos clasistas de claustros
universitarios: a los primeros les perturbaba el orden y sus intereses y a los
segundos el futuro y sus ideas; y en el medio de los dos, el pueblo que votaba
mal. Hoy, como decíamos, presenciamos el desarrollo de un populismo moderno que
es, como antaño, denostado de igual modo en las plateas de la lateralidad
ideológica.
Ya fue dicho en esta
página en la columna Salpicón,
que las izquierdas son intelectualmente más honestas que las derechas y, como
se sabe, populismos hay de derechas y de izquierdas. Cuando en la Argentina
reciente un gobernador patilludo y emponchado prometió revolución productiva y
salariazo para después entregar la economía, y el Estado, al mercado, asistimos al primer ejercicio de populismo de derechas de nuestra historia reciente como nación. Luego de sucedido lo por todos conocido, sobrevino un nuevo proceso de populismo a izquierdas que, como tal, se denomina con un “ismo” sobre la base del apellido de sus líderes. Es uno a derechas y el otro a izquierdas en tanto hacen propia la agenda de un tiempo histórico que se desplaza en cada uno de esos sentidos y tienen la capacidad de enmarcarlos dentro de una discursividad nacional-popular que les permite la constitución de un bloque social heterogéneo que le da una extendida legitimidad y sustentabilidad histórica.
salariazo para después entregar la economía, y el Estado, al mercado, asistimos al primer ejercicio de populismo de derechas de nuestra historia reciente como nación. Luego de sucedido lo por todos conocido, sobrevino un nuevo proceso de populismo a izquierdas que, como tal, se denomina con un “ismo” sobre la base del apellido de sus líderes. Es uno a derechas y el otro a izquierdas en tanto hacen propia la agenda de un tiempo histórico que se desplaza en cada uno de esos sentidos y tienen la capacidad de enmarcarlos dentro de una discursividad nacional-popular que les permite la constitución de un bloque social heterogéneo que le da una extendida legitimidad y sustentabilidad histórica.
Pero decíamos, las
izquierdas son más honestas. Cuando el menemismo tomó la agenda liberal
conservadora del neoliberalismo pos crisis del orden bipolar, la derecha se
diluyó íntegramente al interior de ese peronismo y escondió su emocionalidad “gorila”
y discriminadora en aras de los intereses supremos de un nuevo proyecto
cultural que los tendría digitando el armado de poder de ese orden por detrás
de bambalinas. Y así fue que las oposiciones al peronismo menemista surgieron a
izquierda, otra vez de la mano del propio peronismo dando origen al Frente
Grande y al Frepaso. Incluso la Alianza de De la Rúa, Elisa Carrió, Patricia
Bullrich, Domingo Cavallo, Chacho Álvarez y Fernández Meijide se presentó a la
sociedad como una centroizquierda moderna que venía a ponerle el rostro humano
al neoliberalismo descarnado que en nada discutían. Pasó un helicóptero, seis
presidentes, el bañero de Lomas, Kosteki y Santillán, y finalmente un 25 de
mayo donde se nos decía que el Presidente no dejaría sus ideas “en la puerta de
entrada de la Casa Rosada”. Alarma, ¿cómo que ideas si el orden neoliberal
tiene un manual de acción aséptico, de aplicación técnica, en el que la
política oficia de legitimadora periódica?
Distinta es la suerte de
este tiempo. Si bien el kirchnerismo incorporó dentro de su bloque social a
sectores de la izquierda y el indescifrable progresismo, la mentada honestidad
intelectual y el “exceso” de purismo de estos ha hecho que con el andar del
carro, y el desbordante verticalismo decisor de Cristina Fernández, haya
resurgido un nuevo espacio de centroizquierda, pero esta vez con un importante
impulso de sectores de la derecha. En esta línea es de resaltar lo exultantes
que se muestran los comunicadores del primer plano nacional al presentar al
espacio UNEN, que emerge como un conglomerado de personalismos políticos con
exceso discursivo y déficit práctico. La extraña alianza entre Elisa Carrió,
Pino Solanas, Gil Lavedra, Lusteau, Illia (h), Prat Gay y la “insolente”
Victoria Donda es una amalgama que sólo puede ser ofrecida a un electorado cuya
relación con la política es en tanto telespectadores consumidores de “soft
power”. Sólo así se entiende el 35% mancomunado de esa fuerza que es presentada
a la par de la derecha macrista, como la centroizquierda que viene a poner
ideología y programa social allí donde el kirchnerismo puso impostura, conveniencia
instrumental y demagogia.
Para finalizar este tramo
de panorama nacional y de época necesario para comprender nuestra lectura
comarcal, digamos que la interpretación del poder económico de derechas
(verdadero adversario político del kirchnerismo) es que ese “ismo” tiene una
sólida construcción tanto dentro del peronismo como hacia algunos sectores de
la centroizquierda y su dispersión en organizaciones sociales, a lo que se le
enfrenta una derecha que no puede decir que lo es ante la tibieza, aún, de la
sangre derramada en 2001 y sus por qué. Entonces, la síntesis interesada (mas
no la estrictamente real) sería que: el kirchnerismo está en retirada, pero para
terminar de consolidar su crisis, asegurar que su relevo sea a derecha y que se
desarme su bloque social de cara a 2019 (aunque suene a siglos), es imperioso
que dicho bloque que armó y contuvo durante este extenso periodo se disuelva en
la mayor cantidad de recipientes posibles. Así surge Massa, por un lado, con la
capacidad de volver a diluir los intereses de la derecha dentro de una típica
construcción peronista (como con el menemismo, ya decíamos). Pero la estrategia
de cercar al kirchnerismo por derecha e izquierda y quitarle del imaginario su
pretendida representación de izquierda nacional-popular implica necesariamente
fortalecer un armado que se invista de “centroizquierda moderna”, y allí surge
UNEN en la Ciudad de Buenos Aires y el Frente Amplio Progresista a escala nacional.
El crecimiento de ese espacio servirá de recipiente que sepa colectar los
desencantados progresistas del kirchnerismo, esos sectores sociales que
simpatizan con la tibieza del “soft power” progresista necesitan la existencia
de una centroizquierda, y esta centroizquierda es la herramienta que necesita
la derecha para debilitar estructuralmente al kirchnerismo.
“La izquierda pura”, fantasía troyana de la derecha
sanmartinense
Esta semana que se fue,
el portal de operaciones informativas de la derecha local que conduce
ideológicamente el comisionista de UOCRA Guillermo Olarán, publicó dos nuevas
operaciones de prensa en la línea conceptual de lo expresado más arriba en la
relación “actores de poder-armados de centroizquierda” que apuntan a licuar el
bloque social que conduce el kirchnerismo. La primera de ellas se centraba en
la concejala de Surco, Emilia Otharán, sobre su eventual deserción del Acuerdo
Político producto de lo que sería un “futuro poco alentador” del gobierno, por disconformidades
en su interior y un supuesto disgusto con un “desprendimiento de un sector de
izquierda” dentro del gabinete que, en lugar de convocarla a ella, habría
optado por referenciarse en Daniel Tórtora, otrora desafiante interno de
Otharán. Justamente la segunda operación iba más allá, pero en esa línea y
sobre los fantasmas que se agitaban detrás de las no palabras de la concejala
de Surco. La nota que instalaba una interna en ciernes dentro del gobierno planteaba
un tablero político, ubicaba fichas a las que colocaba nombre y apellido y
ejecutaba una movida con varios objetivos interesantes, inteligentes. Las
fichas de lo que se presentaba como un armado de “izquierda pura”, que desde el
seno del oficialismo desafiaría el espíritu del armado “Acuerdo Político”, se
presentaba encabezado por el ex Intendente del Parque Nacional Lanín, candidato
a Intendente por UNE en 2007 y hoy Secretario de Turismo, Salvador Vellido, y
secundado por Rodríguez y Freistav, Director del flamante Instituto de Vivienda
municipal y Subsecretario de Juntas Vecinales, respectivamente. La crónica
sostenía que el espíritu del armado era trascender el conservadurismo del
tándem Fernández/Carnaghi, ubicando en un tercer lugar, incómodo, al Movimiento
Evita, al que presentaba crítico en términos equivalentes tanto del supuesto
armado de “izquierda pura” como del Secretario de Gobierno de Fernández. Vale
recordar aquí la Entrevista
a Daniel Tortora…, donde este dejó entrever la existencia de
conversaciones con sectores dentro del gobierno y las organizaciones sociales y
políticas que alguna vez acompañaron al Acuerdo Político, al tiempo que vertió
consideraciones benévolas hacia el mencionado Movimiento Evita, todo lo que
parece configurar un enredo entre operaciones, residuos de diferencias
existentes y fantasías de marginados del armado de gobierno, constituyendo el
caldo esencial sobre el que la derecha local pretende cocinar su triunfo
político sobre el actual gobierno. Hasta aquí la crónica de una serie de operaciones
que tienen un claro paralelo con el modelo que reseñamos arriba en la escala
nacional. Veamos.
Sin dudas, la derecha es
más fuerte en la localidad en relación a la coalición gobernante que lo que es
a nivel nacional en relación al kirchnerismo (de hecho ya fue dicho en esta
página en la columna Largaron, que San Martín tiene una tendencia a
consolidar proyectos a derecha depositando masivamente su voto y no así con
proyectos a izquierda, o centroizquierda, a quienes acompaña con mucha más
mesura). Como analizáramos en la columna precedente PASO
y quiero, nuestra localidad tiene peculiaridades que la muestran
diferente a la media provincial y también a la nacional. Hay, insistimos, una
tendencia consolidada a votar a derecha, tanto como un núcleo duro (menor que
aquel) que elije votar mayoritariamente progresismo/centroizquierda. Por lo que
resulta claro que las derechas locales tienen más chances en tanto evidencian
mayores capacidades para construir mayorías nítidas en relación a las
izquierdas/centroizquierdas.
Vale, entonces, para analizar esta característica y vincularla con el proyecto de la derecha dura local y nacional de constituir un armado que apunte a roer el bloque social gobernante por izquierda (o centroizquierda), que analicemos los resultados de las últimas elecciones. Allí veremos con claridad (siempre en el contexto local) que la suma de votos de los partidos o armados con agendas a derecha han cosechado mayor caudal que aquellos con agendas a izquierda (aún siendo que el periodo 2003-2013 evidencia estructuralmente una hegemonía centroizquierdista en la definición de su agenda, todo un dato a considerar) y, a su vez, que entre los armados a izquierda, en esta última elección, se ha plasmado una tendencia a elegir proyectos alternativos al kirchnerismo que pretende hegemonizar y conducir la representación hacia ese espectro ideológico (véase para ello las interpretaciones vertidas sobre las recientes elecciones en la columna PASO y quiero). Es importante observar a su vez que incluso cuando han ido divididos en la derecha, la suma de la representatividad de su espectro ha superado al centroizquierda, y que estos han disminuido notablemente su desempeño (aún sumados) cuando han ido separados. En esta línea se construye la intención de sectores de la derecha local de dar impulso a hipotéticos armados de “izquierda pura”.
Elecciones a Intendente
periodo 2003-2007
|
||||
Partido
|
% Partido
|
Espectro ideológico
predominante
|
% Frente
|
% Espectro ideológico
|
PJ
|
s/d
|
Centroizquierda
|
56
|
56
|
ARI
|
s/d
|
|||
PAVESA
|
s/d
|
|||
UCR
|
s/d
|
|||
MPN
|
s/d
|
Centroderecha
|
33
|
43
|
Opción Federal
|
s/d
|
|||
Participar
|
10
|
Centroderecha
|
10
|
Elecciones a Intendente
periodo 2007-2011
|
||||
Partido
|
% Partido
|
Espectro ideológico
predominante
|
% Frente
|
% Espectro ideológico
|
MPN
|
36
|
Centroderecha*
|
62
|
62
|
Opción Federal
|
9
|
|||
Apertura Popular
|
4
|
|||
Servicio y Comunidad
|
13
|
|||
UNE
|
8
|
Centroizquierda
|
14
|
22
|
Alternativa Neuquina
|
6
|
|||
Concertación (PJ-UCR)
|
8
|
Centroizquierda**
|
8
|
partido pero si lo representaba el conjunto de armado.
**En igual término, el sector del PJ que componía el armado no era el
más orientado al centroizquierda pero sí lo era el conjunto del armado.
Elecciones a Intendente
finalización mandato 2010-2011
|
||||
Partido
|
% Partido
|
Espectro ideológico
predominante
|
% Frente
|
% Espectro ideológico
|
PJ
|
20
|
Centroizquierda
|
10
|
34
|
Libres del Sur
|
14
|
Centroizquierda
|
14
|
|
MPN
|
52
|
Centroderecha
|
52
|
61
|
UCR
|
9
|
Centroderecha
|
9
|
Elecciones a Intendente
periodo 2011-2015
|
||||
Partido
|
% Partido
|
Espectro ideológico
predominante
|
% Frente
|
% Espectro ideológico
|
PJ
|
14
|
Centroizquierda
|
36
|
43
|
Libres del Sur
|
8
|
|||
UNE
|
8
|
|||
Frente Grande
|
6
|
|||
UCR
|
7
|
Centroizquierda*
|
7
|
|
MPN
|
15
|
Centroderecha
|
30,5
|
51,5
|
Unión Popular
|
5
|
|||
MID
|
6,5
|
|||
Nuevo Neuquén
|
4
|
|||
PVSS
|
21
|
Centroderecha
|
21
|
Koessler no era "centroizquierdista", no obstante acompañaban la candidatura
provincial de "Farizano-Parrilli" que buscaba esa representación.
Pongamos el ejemplo vernáculo en el marco conceptual del análisis nacional. Para terminar con el kirchnerismo y este armado denominado Acuerdo Político, no sólo basta con su debilitamiento. En vista de que la derecha avanza en una inevitable fragmentación (Querejeta-Bruno-Crexell o Saloniti), precisa este conglomerado informe que al Acuerdo Político le surjan divisiones por los mismos carriles de su representación. Incluso al analizar otro escenario, cual podría ser que la fórmula del MPN reedite el binomio Crexell-Saloniti y ante la dispersión por derecha decidan inclinar al centro su propuesta electoral, requerirán más aún la desaparición del Acuerdo Político, sobretodo del PJ kirchnerista que sirve como columna vertebral de ese armado, razón que puede estar detrás del estrechamiento de vínculos con Julio Obeid, quien ya recibió el apoyo explícito de Saloniti en el voto por la presidencia del Deliberante por ser aquel, según palabras en sesión del edil emepenista, “el más cercano al MPN”.
Para concluir, no sabe
uno, y no puede saber, qué terminarán haciendo estos actores, cómo evalúan el
gobierno, su armado y la continuidad del mismo. Lo que sí sabe este escriba es
qué piensa sobre estos experimentos políticos. A la luz de los resultados
electorales comparados de las centroizquierdas y las centroderechas locales,
queda en evidencia esto de que es más sencillo para las derechas que para las
izquierdas el acceso al poder local, por lo que los armados a centroizquierda
(sea el actual o aquel que se formó para el gobierno de Carro en 2003)
encuentran como precondición indispensable de una unidad casi total de sus
integrantes y a su vez cierta fragmentación en los sectores de centroderecha.
El escenario actual muestra esa fragmentación a derecha por lo que, a su vez,
precisan los operadores de ese espacio trabajar en consolidar diferencias al
interior del dispositivo oficialista y han comenzado, recién, sus primeras
jugadas. Hoy el panorama muestra que a las derechas les queda sólo está movida
a la luz de la profundidad de las diferencias propias y el origen que determina
algunas candidaturas junto a su irreductible oposición, tal como mencionáramos
en la columna Cancha
Rayada, esto es, que tanto Querejeta como el candidato del MPN serán
los delfines locales de respectivas candidaturas provinciales de Pechi Quiroga
y, eventualmente, el rocinante Pereyra, todo lo que inhibe aun más cualquier
intento de unificación programática ante las elecciones.
Ante este cuadro, a
quienes se reconocen en la centroizquierda o parte del denominado proyecto
nacional y popular no les queda más que armarse de lima y ungüentos hidratantes
para pulir asperezas y recomponer los tejidos dañados en aras de su propia
supervivencia.
Emilio R.
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