miércoles, 19 de junio de 2013

Salpicón

Las vacaciones han distanciado a este escriba de los jugosos hechos con que nos ha deleitado la política local y provincial estas semanas. No obstante el descanso es un derecho. Va aquí un breve compilado de lecturas sobre las semanas que se fueron.

Sapag y Pereyra en romances de antaño
Boca-River por la Copa

Como quedara graficado en la columna Rocinantes el MPN se presta a una gran contienda que el mismo púgil retador supo conceptuar como un verdadero Boca-River. Es evidente que el resultado deberá clarificar quién oficiará de Boca y disputará la Copa en consecuencia y quien se colocará la banda (roja), morderá el polvo y trajinará entre maldiciones los enripiados campos del descenso.

Lo cierto es que por la cordillera campeo el rocinante Pereyra y sedujo a una seccional Lacar que desespera por padrino. En ancas, como si fuera una reina codiciada, la ex candidata a Intendenta Lucila Crexell paseo su apellido como si tal cosa amedrentara al actual gobernador de la Provincia.

Hace ya tiempo, en la columna titulada Largaron, este escriba postuló y erró que la entonces candidata, heredera del lucismo, parecía dar el paso hacia las filas del Intendente Quiroga, quién no sólo buscaba una pata fuerte dentro del MPN local sino que a su vez procuraba propiciar la ruptura definitiva del núcleo duro del MPN que le había permitido obtener en su peor desempeño un piso notable de 30 puntos porcentuales.

No hay analista, político, periodista que no entienda el salto de la seccional local del MPN como un arriesgado paso al vacío. Eso mismo entienden en torno al gobernador. Fue él mismo en el acto de lanzamiento de su lista en el Espacio Duam de la capital provincial quien se encargó de remarcar las ausencias y predecir para los fugitivos un duro invierno de cara al perfil que adoptará el MPN cuando, más tarde o más temprano, la suerte del kirchnerismo implique inevitables definiciones y, por qué no, redireccionamientos. San Martín fue uno de sus blancos. Lo fue seguramente porque allí tuvo eco la presencia del rocinante petrolero, porque allí conserva el jefe partidario su domicilio de origen y donde deberá votar, donde hará campaña alejado de los representantes institucionales del partido (concejales, dirigentes de la seccional) y porque conserva el dolor de la derrota hacen justo esta semana dos años para la elección local y provincial, el ceniciento 12 de junio de 2011. Pero también porque de allí son oriundos un nutrido grupo de cuadros medios del organigrama político provincial, que supieron ranquear alto en el territorio en tiempos de su difunta hermana y que ante la llegada triunfal de los jóvenes Lucila y Carlos (y Guillermo, ejem…) dieron el portazo en la seccional y tantearon picaportes en todos los ministerios.

Pereyra y Crexell en el lanzamiento de la lista
También hay quienes dicen que la jugada salió mal pero que ya no había retorno. Recordemos que cuando este escriba perfiló las líneas del editorial que abordaba el presunto pase de Lucila al quiroguismo (Largaron), salía por los medios el edil Saloniti a tender paños fríos, evitando la confrontación pero dejando en claro que los vínculos estaban dañados, que el silencio era más que de radio. Quienes sostienen esto arriesgan que la jugada de Saloniti pretendía ofrecerse a sí mismo, siendo cabeza de una seccional importante, como segundo candidato a Senador detrás de Pereyra, o eventual candidato a Diputado, y que cuando se estaba por rubricar el acuerdo llegó Lucila portando el gen Sapag con que soñaba el petrolero y que sin chistar enviaría a Saloniti a su banca de ponderosa en Pérez y Roca. Ya estaba jugado, no había retorno, era mejor cortar la torta sonriente y lamentarse en el diván.

Saloniti y Crexell festejando los 52 años del MPN
Pero hay una hipótesis que es francamente llamativa porque contiene una porción de realidad y mucha de apasionada lectura a lo Francesco Giucciardini. En este tramo, la inspiración del realismo criminal de quien supo doblar en pragmatismo al mismísimo Nicolás Maquiavelo, sugiere que si Quiroga se propone realmente quebrar la unidad del MPN como estrategia inevitable para poder penetrar no sólo sus territorios políticos sino los mismísimos imaginarios colectivos del ser neuquino, que se confunden vagamente en las prácticas del partido provincial, debe llevar el escenario a un punto de no retorno. En esa línea puede entenderse la jugada final de Pereyra y, a través de este de Lucila, Carlos (y Horacio), como la intención de asestar el golpe que desmiembre los pocos tejidos óseos de una estructura cincuentenaria que luce ciertamente descalcificada. En este esquema, es claro que la derrota para Saloniti y Lucila, maltratados por el Gobernador como se expusiera aquí en innumerables columnas, plantea un punto de no retorno. Al respecto fue sintomática la presencia de Cristina Frugoni y Raúl Pont Lezica en el Espacio Duam
escuchando las palabras de Sapag, más cuando es conocida la estrecha relación que une a la ex Intendenta, y contrincante silenciosa de la interna local, con la Vicegobernadora Ana Pechén, con quien se reúne y de quien hasta se rumoreó que le habría ofrecido en su momento un importante cargo en la Legislatura provincial.

La segura derrota de Pereyra-Crexell lapidará el nicho en que invernaran los rebeldes, pero los márgenes locales pueden servir a estos como el primer monto a negociar de cara a un eventual salto a las filas de Quiroga para 2015. Aquí está el jugo de la hipótesis. Ya no queda nada en San Martín y dentro del MPN para Saloniti y Crexell si desafían al tío, pero tampoco si continúan observando su destrato recurrente. La única salida parece ser el ostracismo, pero la atimia no es una virtud en el ágora y el destierro sólo puede ser si es compulsivo para quien milita el política. Es sabido que un Sapag (por Lucila) no pierde ya que tiene acciones incrustadas como vías en las venas del territorio provincial y que no le aguardará peregrinar los desiertos como Moisés, ni aún de Catán Lil a Arroyito. Más difícil es para el jóven Saloniti: la derrota sin salto no puede ser más que un oscuro despacho en el sindicato petrolero urdiendo acuerdos jurídicos con los socios capitalistas del rocinante Pereyra, o jugar a ganador de la mano de Quiroga, quebrar el MPN local y provincial, conservar la banca y sentarse en la mesa de arena junto al Pechi, Lucila y Querejeta para predicar la nueva política frente a la kirchnerización decadente del MPN de Jorge Sapag de cara a 2015.

Sin duda esta apuesta parece marginal, pero si sale salta la banca y me hago millonario.

Boca-River por el ascenso

Es sabido que el kirchnerismo provincial pena en su interior. Tiene buenos desempeños territoriales y la zona sur da muestras de ello, pero la lejanía de su decisor táctico fundamental dificulta su crecimiento. Más aún, hay quienes le endilgan mezquindades y abandonos que guardarían relación con el vínculo estratégico que tiene Nación con Sapag. En cualquier caso el cierre de frentes, y pronto de listas, ha traído un saludable debate que, debe reconocer el PJ provincial, es patrimonio excluyente de emepenistas y radicales, siempre fructíferos anfitriones para el internismo. Lo cierto es que la indefinición de Cristina estimuló la emergencia de varios precandidatos. El más arriesgado es el hoy Intendente de Centenario Javier Bertoldi, quien ya anunció su prepostulación al Senado enfrentando a Nanci Parrilli y, eventualmente, a Marcelo Fuentes. Los tres contendientes muestran características disímiles: Bertoldi ejecuta en un municipio con reconocido desempeño; Nanci Parrilli recorre el territorio y se muestra como nexo de gestión política entre las comunidades y “El Proyecto”; y Marcelo Fuentes se ha convertido en una espada del kirchnerismo en las batallas de superestructura, que bien sabe dar con reconocible maestría, a más de gozar con la bendición personal de la misma Presidenta.

Hasta allí pujas, permítaseme la redundancia, superestructurales. Pero también ha permitido esta instancia desatar el debate acallado que acostumbraba a mostrar a un aparato partidario parcelado entre dirigentes medianos que sabían cuidar una quinta chica en el marco de un desempeño colectivo que lejos estaba de plantearse la disputa final por el poder provincial y parecía resignar sin más la provincia ante las necesidades del Gobierno Nacional. Hay que reconocer en este esquema que Sapag ha pagado con creces al kirchnerismo y no deben desconocerlo quienes se llenan la boca de acatar aquello que define quien conduce. Cuitas al margen, han dado a luz en estos años, notables desempeños entre lo territorial y la conducción de carteras con apreciable presencia de apoyo a las construcciones locales del FPV, tanto más que lo que se le reclama al parrillismo, y son estos actores quienes ahora discuten y se presentan como motores partidarios que ya no están sólo para las campañas o las calles sino para la disputa en el seno de la conducción partidaria provincial. Lo llamativo es que, a diferencia de los Bertoldi, Rodríguez, Kogan o Duzdevich, los actuales emergentes se presentan a sí mismos como los más fieles exponentes territoriales del kirchnerismo, como militantes que recuperaron su identidad peronista al calor del proceso iniciado por el Presidente Kirchner allá por 2003.

El Movimiento Evita y Kolina son, sin dudas, las estructuras organizacionales del kirchnerismo que mejor y más desempeño tienen en el territorio. El primero carece de dirigentes con volumen tal que le permita disputar cargos pero sí ostenta una importante presencia en distintas localidades donde San Martín resalta por sobre la media, así como actividad en algunas áreas políticas del gobierno central dentro de la Provincia del Neuquén. En tanto Kolina adolece de despliegue militante pero tiene sí un dirigente que gestiona un área muy sensible, con políticas con mucha inserción territorial, y que a su vez muestra buen discurso hacia adentro y afuera presentándose como opción de cara a los cierres de listas. Entiende este escriba que las miradas superestructurales de la política son fundamentales a la definición de las grandes estrategias y funcionales a la consolidación de la conducción de un proyecto político. No obstante, la única posibilidad que guarda el peronismo en esta provincia gobernada por una versión localista de sí mismo es a partir de la construcción y articulación de bases políticas que estén dispuestás a disputar el poder al partido provincial, aunque pierdan insistentemente. Hasta tanto el peronismo kirchnerista no arriesgue en construir un armado que lo muestre con intenciones y posibilidades de disputar el poder real en la provincia, su Boca-River seguirá siendo por el ascenso.

$1500 o la ideología

Hace unas semanas estalló una discusión diminuta en importancia real pero demostró ideas y opciones de los involucrados y plasmó diferencias en espacios políticos varios.

El hecho es un decreto del Ejecutivo municipal que habría (el potencial es porque no he tenido acceso a la documentación aún y me guío por diversos editoriales periodísticos) modificado el decreto original del gobierno anterior donde se reglamentaba la asignación de los recursos resultantes de la contribución a Bibliotecas Populares. Allí se habría revertido la decisión del Subsecretario de Cultura en la anterior gestión Gustavo Santos, luego presidente de la Biblioteca 9 de julio, quien había asignado los recursos otorgando mayor cantidad a las bibliotecas grandes y menos a las denominadas chicas. Producto de la decisión revocatoria, el ex subsecretario del área trajinó veloz los pasillos del palacio legislativo, se entrevistó con concejales multipartidarios y urdió un proyecto de modificación de la Ordenanza que creó la contribución a bibliotecas de modo de dejar taxativo en la norma un esquema de reparto de fondos que privilegie las entidades grandes y consolidadas por sobre las nuevas, en gestación o desarrollo.

Suele pasar que quienes se identifican con una ideología de izquierda asumen ese posicionamiento; lo mismo pasa con aquellos que se dicen peronistas, para quienes es geográficamente más simple ya que el mismo Perón los ubicó en el centro, de todo; pero el problema lo tienen los que se ubican a la derecha, y hay en esto una gran paradoja. A nadie escapa el hecho de que la crisis de las grandes ideologías dictaminó la hegemonía del liberalismo más conservador y que debiera esto simplificar la penetración de su discurso, y  más aún la asunción de sus principios por sus mismos adherentes. Pero la paradoja reside en que ese triunfo marcó el inicio del periodo que el filósofo Fracis Fukuyama denominara provocativamente como “el fin de la historia”. Es ese el fin de la ideología y por ende de la política, y es por ello que cohíbe a los conservadores de reconocerse como tales y sólo sirve a los resistentes en su afán por negar y contradecir, en cuanto puedan, la hegemonía neoconservadora. El tibio debate en cuestión ha sabido enfrentar no ya a izquierdas y derechas sino que, más simple pero más crudamente visceral, a un progresismo que le resulta extremadamente sencillo ser tal ante un conservadurismo que por elemental se vuelve torpemente retrógrado y logra espantar hasta a la muy clerical edil vecinalista, Mercedes Tulian, quien, para más, preside la comisión de educación del concejo y resultó en vanguardia moderada ante el planteo interesado de la comisión de la Biblioteca 9 de julio.

La discusión tuvo dos dinámicas y ambas muestran como las izquierdas asumen su condición y las derechas la esconden. El ex subsecretario de cultura Gustavo Santos supo construir mayoría para presentar la modificación caminando bloques y aunando fragmentos a espaldas de una discusión frontal con las otras bibliotecas involucradas. Así consiguió las firmas del pleno del MPN-MID, de los unibloques de la UCR y PJ de Obeid y el rapto liberal e inorgánico de Natalia Bruno, que ahuyentaría a cualquier dirigente y sería el deleite del deber ser político de la peluquería. En tanto el conjunto de las otras bibliotecas asistieron al debate en comisión. Allí no esperaba encontrárselas Santos e ingrata fue su sorpresa cuando debió enfrentar razones, templanzas y disgustos de otros colegas culturosos. El debate fue intenso pero respetuoso y entiende este escriba que debe servir para enterrar la pretensión peregrina de enfrentar a los actores culturales, y al más elemental sentido de equidad sin perjuicio patrimonial (que es el que más conmueve a las clases medias) con una biblioteca que debe ser cuidada como valor simbólico de la ciudadanía local. Es decir que, como se expuso en comisión de boca de la representante de la Biblioteca 4 de febrero, los $1500 en que se ve alterado el presupuesto de la 9 de julio no ameritan adentrarse en semejante disgusto. Es por ello que se sostiene en estas líneas que lo que se pone en juego es la ideología, una concepción de la cultura que entiende la identidad que se construye como un producto distintivo cuya marca la da el escenario y no su contenido. Así, biblioteca linda, grande, pintada y lustrada allí donde yo camino, y lo que sucede acullá no me afecta.

Alberto Buno prometiendo en la toma
Una remake clase C de La conspiración

Por último, para comprender la acción que se ilustra en la foto y fue noticia hace una semana, no es necesario hacer un curso de estupidez política ni consultar el Oráculo de Delfos sino tan solo releer la columna La conspiración que detalla con involuntaria claridad las razones que viene a certificar con intrépida e impune locuacidad el concejal Alberto Bruno.





Emilio R.

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