sábado, 23 de febrero de 2013

Las Políticas


Hace unos días, el periodista Mario Wainfeld en su columna dominical del diario Página/12 hizo una interesante reflexión sobre la política, su contenido de construcción minuciosa y palaciega, buscando atar los piolines territoriales en procura de la confección de una vigorosa red de entramados políticos, a la que denominó política en “minúsculas”; y el trazado de las grandes líneas programáticas, la construcción de las decisiones estructurales, la atención y solución a importantes problemas colectivos como la política con “mayúsculas”.

De mayúsculas…

La semana que se va tuvo un comienzo marcado por un despliegue interesante de la política con mayúsculas. El anfitrión, Intendente él, recibió al visitante, que también es local pero que ha tenido en sus últimos años de política un desempeño flojo en la localidad, todo lo que le ha valido perder frente a Farizano en la carrera a Gobernador en 2011. La visita estuvo cargada de agenda, fuertemente política, donde recíprocamente se han facilitado escenarios donde mostrarse como hacedores del destino colectivo en las trincheras adversarias con un elevado nivel de respeto y cuidado institucional.

Como fuera reflejado en la columna “Las herramientas y la hegemonía”, cada espacio político, el Acuerdo y el MPN, tienen estructuras de construcción política dentro de las que se mueven con soltura, que constituyen organizaciones afines, familiares, que comparten, en mayor o menor medida, la cultura política de cada conducción, pero que sí lo hacen definidamente en el trazo grueso de la construcción de cada proyecto. Dentro de esa lógica, los dos gobernantes fueron anfitriones del otro, y ambos compusieron en conjunto dos escenarios más. En la mañana recorrieron las instalaciones de la Asociación Puentes de Luz donde vieron los avances de la obra y se sacaron fotos con los niñitos que asisten a ese centro de actividades para chicos con discapacidad. Luego se dirigieron a la Chacra 28 donde se terminaron las primeras siete viviendas de un total de veinte que había comprometido el Gobernador a los dirigentes de base del partido provincial que fueran ubicados en esa zona luego de la toma de tierras que efectuaran en terrenos de la Chacra 4 en el transcurso del año 2009. Para la primera hora de la tarde quedó el plato fuerte de la jornada y que sin dudas constituye un logro político de altísima relevancia para el Intendente local: la visita del Gobernador al Lote 27 y su recepción en él por parte del pleno de la Mesa Política que conduce dicho proyecto; y por último la visita a la reconstrucción del derruido ex Hotel Sol, un ambicioso proyecto del Intendente Fernández que cuenta con el fundamental aporte económico del Gobernador Sapag.

Ya fue dicho en este espacio de reflexión, Puentes de Luz es una asociación de aquellas que forman parte del escenario de despliegue hegemónico del MPN y tiene su mayor crecimiento asociado al vínculo privilegiado que, enhorabuena, lograron construir con la pasada administración municipal del MPN. En cambio, la Asociación Vecinos Sin Techo y el proyecto del Barrio Intercultural tienen un origen muy distinto, ya que emergen como construcciones sociales ante la ausencia de políticas públicas, enfrentando abiertamente al partido provincial. Es sabido que en el origen de ese proyecto intercultural estuvo el kirchnerismo pero también es claro que el comienzo de su materialización contó con el impulso de la extinta Intendenta Luz Sapag. Lo notable es que en todo este proceso, aún habiendo transcurrido cuatro años de gobiernos del MPN, el Gobernador haya pisado las tierras de este notable proyecto de la mano de otro gobierno kirchnerista. La asistencia, la potencia política que mostró, la relevancia de los actores participantes y los acuerdos alcanzados son sin dudas, uno de los pasos más interesantes dados en conjunto entre Provincia y Municipio por la construcción de políticas con mayúsculas en este tramo de ambos gobiernos. En este sentido, el gobierno local, que es quien ofrece el escenario, asocia a su proyecto político la capacidad de dichas acciones, ayudando al Gobierno provincial a retomar iniciativa en áreas y frente a actores que le han sido muy esquivos en la localidad cordillerana.

Viviendas, conexiones para servicios, obras de infraestructura, escuela. Una serie de proyectos, muchos millones y la concreción de demandas añeras se anotan ambos gobiernos en el haber de la política con mayúsculas, aquella que más gusta al ciudadano de a pie y más tributa de cara a las urnas, las inminentes y las lejanas.

… y de minúsculas…

La semana que se va tuvo un final marcado por un despliegue interesante de la política con minúsculas. El jueves pasado se retomó la primera sesión ordinaria del Concejo Deliberante donde se eligieron finalmente las autoridades del cuerpo. Lo cierto y como conclusión final es que el Acuerdo Político, en un resultado insólito que no debe recordar parangón en la historia, se ha quedado sin ocupar ninguna de las tres autoridades del Deliberante local. Entiende este escriba, que la cabal interpretación de la Constitución Provincial y el Reglamento interno del Concejo Deliberante, que son productos derivados de la Carta Magna nacional, inherentes a todo régimen presidencialista y que en suma son usos y costumbres de buena política, debiera haber llevado sin estridencias al cargo de Presidencia al edil Rodolfo Manson, tan sólo por el hecho de la disidencia respecto al Acuerdo Político en el gobierno que marcara oportunamente el Concejal Obeid hace ya casi un año.

El repaso de los votos obliga más que a análisis críticos a meras críticas, ya que el desempeño argumental de los ediles dejó mucho que desear, a diestra y siniestra. El resultado fue distinto a lo planteado en este blog en la columna “El discurso y sus implicancias”, pero el 6 a 4 resultante se explica en las ideas directrices de los votos que vertió el bloque del MPN en sesión.

El Concejal Saloniti comenzó su discurso indicando que iba a leerlo por contener ideas que no quería dejar en el tintero. Lo cierto es que el contenido puede ser un boomerang tanto como una catapulta. En verdad, el edil lo hizo pensando en que fuera una catapulta pero tiene más chances de lo otro. En síntesis, dijo que la decisión era producto de aquello que con mayor fervor le reclamaban los militantes en la seccional Lacar del partido, esto es votar a Obeid. Ensayó un ejercicio confuso sobre a quién beneficiaría tal decisión, lo que implica una clara torpeza. La política en minúsculas es notoriamente criticada a los ojos de la calle y no debiera ningún político enfatizar en los cálculos mezquinos que muchas veces motorizan sus decisiones. Ir y venir sobre la conveniencia o el perjuicio al gobierno en tal decisión le deja picando la utilización de ese recurso al ejecutivo, tanto como la mención de la intromisión de poderes de la semana pasada, jugó un mal trago al Intendente. Pero no fue este el pasaje más grave del discurso del edil emepenista. Al comenzar su alocución dijo que la decisión estaba más teñida por motivaciones partidarias que institucionales. Reitero que es lógico ese discurso de cara a la interna partidaria, pero el mismo debe quedar entre las paredes de la seccional. Lo políticamente correcto sería que el edil dijera eso entre partidarios y ensayara otra explicación en el recinto, a la vista de que tal incorrección no le permite cosechar nada de cara a la sociedad.

Las palabras del legislador por la UCR fueron quizás las más duras hacia el actual Presidente. Lo tildó de ausente y de incapaz hasta para conseguir una “abrochadora”, pero antes de emitir su voto con corrección política institucional indesmentible a favor de Manson, le recomendó irónicamente a este que le explique al Intendente la división de poderes “en el contexto de un asadito familiar”. Volviendo a las mayúsculas y minúsculas, es entendible que cualquier político se exprese en términos programáticos y conceptuales de cara al electorado y deje las minúsculas para las intrigas de palacio. Pero más comprensible sería si en el contexto de un debate en recinto los funcionarios profundizaran en todo cuanto puedan sobre los conceptos que explican las ideas que sostienen. Más allá de lo útil de la ironía, es inaceptable que el edil que debiera honrar la memoria de Alem no explique dónde residía el conflicto de poderes con el ejecutivo. La gravedad de tal sugerencia no puede diluirse en el capricho extinto de retórica barroca.

Sin duda, el desempeño más cuidado fue el del Concejal Bruno. Ya jugada la decisión por los votos previamente enunciados en el recinto, se refirió confusamente a la cuestión legal, cuidándose de esgrimir términos rigurosos hacia ninguno de los postulantes a presidir el cuerpo. Concluyó su breve alocución reafirmando el discurso de la necesidad de “independencia” que erróneamente deslizó el Intendente en la apertura de sesiones. En ese punto, fue sencillo para el concejal que ahorró en abundamientos y selló el definitivo 6 a 4.

Las alocuciones del oficialismo fueron francamente pobres. Pareciera como si en el fondo se esperanzaran con que el resultado sería positivo y se cuidaran entonces de embarrar el escenario retórico. Manson no defendió con fiereza su posibilidad, Otharan buscó más dejar abierta una posibilidad propia futura haciendo hincapié en el hecho de que tanto ella como Ambrogi podrían también aspirar a la Presidencia. El discurso de la Concejal de UNE fue, no obstante, el más encendido y el que más hizo pagar la decisión a su adversarios. A su vez, aportó, aunque confusamente, una mirada sobre el rol de los medios de comunicación a los que asignó partes de la responsabilidad por la instalación de alternativas factibles. Este punto merece el apartado final.

… se componen los discursos.

Como dijera en la columna precedente, San Martín no cuenta con grandes oradores ni desde lo conceptual ni desde su elocuencia. Pero los discursos no son sólo una construcción retórica. Comprobado está que los más eficaces de todos no son precisamente los que se enuncian con claridad y certeza conceptual sino aquellos que usufructúan, imprecisos, los lugares comunes que mayormente atormentan a las atribuladas clases medias, ávidas consumidoras de discursos mediáticos. En ese carril, no es de extrañar que cosechen el beneplácito de las plateas, tanto radiales como escritas, aquellos formatos simples, ruidosos y vulgares que trillan mejor los discursos lineales que gustan de asignar relaciones causales de fácil consumo.

En esta semana, la mayoría de las editoriales radiales y escritas, en los diversos medios locales, asumieron como verdad indiscutida el hecho de que la decisión adversa al ejecutivo era producto de lo mal que había sido recibido el discurso con pedido incluido del Intendente. La concejal Ambrogi ligó este desempeño casi unánime a veladas intenciones de las distintas usinas locales. Este escriba entiende oportuno fijar su mirada en las prácticas de la profesión pero discrepa en el fondo. No son (en todos los casos) intereses políticos o económicos los que direccionan interpretaciones mediáticas, más bien es una relación de pereza intelectual y de baja capacitación por parte de aquellos que desempeñan la actividad. La venta sistemática de enunciados efectistas en los medios genera una pereza tal que lleva a sus redactores a asumir razonamientos simples y desestimar entramados más complejos. Entiende esta columna que nunca una decisión de trascendencia institucional tal puede desencadenarse por meras cuestiones de estilo. Del mismo modo, se entiende que por más generoso, educado y simpático que sea un gobernante, y más allá de que muchos sean los chocolates que obsequie día a día a sus adversarios no podrá por ello hacerles votar lo que los intereses u objetivos de los otros consideren inaceptable. Suponer tal cosa es no entender la política ni en minúsculas ni en mayúsculas pero si tributar a lecturas simples y aceptables.

Esto, que es una falencia generalizada, y desplazó cualquier crisis de verosimilitud entre las distintas notas hechas sobre el tema, pone en evidencia, además, una profunda falencia del actual gobierno. No hubo interlocutor alguno de parte del ejecutivo (ni aún de los concejales del Acuerdo Político) que saliera en el transcurso de la semana a poner en conflicto esa hegemonía discursiva. La batalla que ya parecía decidida no tuvo quien estuviera dispuesto a hacerle vender cara la derrota.

Así las cosas

La semana se va como una más. El ejecutivo podrá decir que ganó en las mayúsculas y perdió en las minúsculas. Que trae al gobernador para darle respuestas a la propia construcción en una muestra de buen desempeño en escenarios viscosos. Sin dudas tiene cierta razón. Y aunque sólo pareciera servir de consuelo interno, el posicionamiento explícito de la oposición dejando sin responsabilidad institucional al Acuerdo Político, generando un hecho poco frecuente y sin demasiados beneficios extra que no sean el golpe coyuntural, puede significar un triunfo a largo plazo, clarificar del vamos la interna propia y señalar el rol opositor como un triunfo minúsculos de esos que suelen criticar aquellos discursos que esta semana le fueron esquivos al oficialismo.

Emilio R. 

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